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Parte final del Artazul
Foto: AEM Trasmiera. |
Ahora que se avecina la temporada de barrancos, me he puesto
manos a la obra para refrescar ciertas cosillas y aprender otras muchas nuevas.
En este sentido, he encontrado varias referencias sobre la apertura o el
equipamiento de barrancos. Hasta no hace mucho, no me había planteado la
diferencia de ambas actividades y, mucho menos, me había planteado todas las
discrepancias éticas que se pueden mantener entorno a estos aspectos y, más
aún, las responsabilidades existentes en las mismas.
Cuando te inicias en esta actividad, estás más
preocupado en adquirir las técnicas de progresión y reconocimiento del
barranco. Prestas toda la atención en interpretar dónde deberían de estar las
instalaciones, los destrepes e identificar y valorar los peligros que van
apareciendo durante el avance. Así, parece que la instalación siempre estuvo
ahí, que nace por misericordia del punto más adecuado de la cascada y que,
además, se encuentra en óptimo estado.
En el momento en el que nos empezamos a familiarizar con
estos aspectos, para nada sencillos de advertir y de los que nunca dejas de
aprender, y recobrando el agnosticismo que habías perdido, dejas de creer en la misericordia y empiezas a plantearte nuevas cuestiones. De aquí que me haya fijado
ahora tanto en el valor de equipar un barranco, tanto en su apertura inicial,
como en el reequipamiento y mantenimiento del mismo.
Hay muchos tipos de barrancos. Desde los que son descendidos
cada día por decenas de barranquistas, en los que encontraremos instalaciones
de primera y con un mantenimiento óptimo, hasta los que se abrieron una sola
vez y nadie más asoma el morro por allí, en los que lo más probable es que lo
que se instaló esté completamente inservible.
Voy a intentar desglosar lo que para mí son las principales
diferencias entre el aperturista y el reequipador y lo que se deben plantear
cada uno de ellos en su actividad.
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Instalación en la que no se tuvo en cuenta la crecida.
Foto: Toño C. |
En primer lugar, el aperturista es aquel barranquista que realiza por primera vez el descenso de un cañón. Éste, debe utilizar los
elementos que va encontrando a su paso para superar los obstáculos que se le
plantea en cada momento. En esta progresión inicial, el aperturista es
imposible que sepa o intuya cómo actúa el barranco en caso de crecidas ni, en muchos
casos, como es la recepción de las pozas a las que se aventura. Es por esto que
instalará por primera vez en las cabeceras de los resaltes donde en ese momento
entienda que mejor le viene para su progreso, pero no tiene la obligación de
dejar una instalación segura para el que viene detrás.
Además, éste podrá utilizar unos elementos de instalación de
menor “resistencia” o anclajes naturales, que le serán suficientes para superar
el obstáculo en ese momento, pero que no tendrán por qué garantizar que sean
seguros para el siguiente que venga ni
que su conservación en el medio vaya a ser idónea.
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Pasamanos para acceder cómodamente a una cabecera Foto: Jonathan A. (Barranco Cicera) |
Por otro lado tenemos la función de reequipar. Para este
menester la precaución y puntos a tener en cuenta por parte del equipador debe
ser mayor. A la hora de reequipar no tiene porque hacerse en la instalación inicial,
sino que en este caso se intentará recoger los datos que se puedan sobre
crecimiento del caudal, comportamiento del agua en ese determinado punto y la
recepción de la
poza. Recopilando toda esta información, se deberá establecer
la nueva reunión en el lugar más idóneo: Evitar roces, buscar una recepción cómoda,
acceder a la cabecera de manera segura, evitar riesgos objetivos del medio
(rebufos, remolinos, marmitas trampa, etc.), entre otros. Además, los elementos
de instalación que se utilicen tendrán que ser lo más seguro y resistentes
posibles. En el caso de artificial, se recomienda instalar con dos químicos,
bien con sendas anillas por las que pasar la cuerda, bien unidos con una cadena
para ecualizarlos. Si
la instalación fuese a un elemento natural como árboles, puentes de roca…se
deberá realizar una supervisión mayor del material utilizado dado que se expone
a un desgaste más rápido. Es decir, los cordinos, cuerdas o cintas que se
utilicen, son más débiles y corremos el riesgo de encontrarlos en peor estado.
Sobre el reequipamiento hay una fuerte lucha filosófica
sobre si se debe adaptar el barranco para que pueda acceder el mayor número de
barranquistas, o si por el contrario, se debe invertir en depurar y mejorar la
técnica individual manteniendo la esencia primaria del descenso de ese
barranco.
En el primero de los casos, supone normalmente realizar un mayor número
de instalaciones para que barranquistas con un nivel inferior puedan igualmente
realizar la progresión de una manera segura. La segunda de las posturas afirma
que esto desvirtúa la esencia de este deporte o que supone una pérdida de la
belleza de cada cañón. Apuestan por una mayor concienciación de la gente que
queremos dedicarnos a este deporte y una inversión individual en la técnica y
forma de progresar.
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¡A ver de donde nos colgamos! fuente foto*(1) |
Como dirían en un conocido programa, ahí os dejo las ideas,
vosotros mismos saquen sus conclusiones. Lo que sí me aventuraré a decir es que,
como quiera que sea la filosofía apoyada, deberíamos tomar conciencia de que
es un deporte con muchos factores de riesgo y que está en nuestra mano reducir
en lo posible los riesgos que sí podamos controlar. Por tanto, una adecuada
formación, depuración de la técnica y una preparación de la actividad antes de
realizarla son unas funciones primordiales. Debemos alejarnos de la idea de que me lleven a hacer un barranco o de depender de los demás e intentar ser autosuficientes, tanto de material como de técnica. Así haremos la actividad más segura tanto para nosotros como para los que nos acompañan.
Respecto a la responsabilidad del reequipador, debe asumir
que está instalando para que la persona que viene detrás se encuentre una reunión
segura. Es decir, los siguientes grupos, aún tomando sus precauciones de
comprobación, deberán de ir encontrándose unas instalaciones que, en teoría,
serán seguras y se encuentran en la posición más adecuada para superar el obstáculo
que se les antepone.
Por último, no querría cerrar esta entrada sin agradecer a
todos aquellos compañeros que invierten su tiempo y recursos en realizar esas labores
de instalación y mantenimiento. Además, resaltar el respeto al medio y la pasión
por este deporte que demuestran. ¡Chapeau!
Descenso de Barrancos: Técnicas Avanzadas. - Varios autores (Ed.
Desnivel).
Fuente de foto *(1): http://dondenosllevenlospies.blogspot.com.es/2010_09_01_archive.html