La idea principal era viajar un
fin de semana completo a la zona de Vegacervera para combinar varios barrancos.
No obstante, al ver la previsión del tiempo, decidimos quedarnos en la Asturias
oriental.
Aunque siempre se intenta
realizar un trabajo previo de elección del barranco, en este viaje decidimos
coger el libro de 40 barrancos de Asturias e improvisar según aconteciera el
día…graso error. El viernes de camino a la cuenca del Ponga, advertimos en
reseñas de Internet que la gran mayoría de barrancos de esa zona estaban prohibidos
al encontrarse en un enclave protegido. La rabia de no haberlo planificado con
tiempo nos duró un instante, el que duró encontrar unos nuevos objetivos para
ese fin de semana, en la cuenca del Cares.
Nos levantamos el sábado en un
parking cercano a nuestro primer objetivo del día, el Cuevón de Pruneda,
también conocido como barranco del Río Purón. Para llegar a este, debemos coger
la comarcal LLN-5
en dirección al pueblo Purón. Primero encontramos un grupo de casas, que
dejamos atrás por una carretera que trascurre junto al cauce de un río, el
Barbalín. Poco después llegamos al núcleo del pueblo, donde aparcamos la
furgoneta junto a una casa antes de cruzar el primer puente.
Aproximación: Petates llenos a la
espalda, iniciamos el pateo por una pista a la izquierda de este puente y que
asciende dirección Sur. Transcurridos 10 minutos, llegamos a una cabaña situada
en una curva de izquierdas, es el punto donde la guía nos indique que dejemos
el vehículo. A mi parecer y por estado de la carretera, no compensa, pero allá
cada cual. Continuamos en ascenso con la parte abierta del barranco a nuestra
derecha. Se oye caer el agua y se puede intuir donde está la boca de salida del
cuevón. Llegamos en unos 30 minutos a un collado con unas cabañas derruidas a
nuestra mano derecha. Proseguimos ahora perdiendo un poco de altura hasta ver
en dirección O una explanada con unas cuantas cabañas más. Nos dirigimos hacia
ellas hasta llegar al curso del agua que nos lleva hasta la entrada de la cueva. La aproximación total
lleva unos 45 minutos.
Descenso: Preciosa cavidad con
formaciones curiosas. Varios resaltes y algún que otro rápel, pero sin revestir
gran dificultad, salvo la precaución de no entrar con el caudal muy alto,
situación que complicaría enormemente la actividad. Al salir
a la luz, se encadenan 3 rápeles. Al concluirlos, el libro indica abandonar el
barranco a mano derecha, pero nada de eso. Lo mejor es continuar el descenso,
encontrando aún tramos bien engorgados con resaltes que dan un aliciente extra.
Una vez se abre del todo el río, abandonamos, ahora sí, el barranco por la
ladera derecha.
Retorno: Esa ladera que cruza un
par de fincas nos lleva a la casa que mencionabamos en la aproximación y en la
que se puede dejar el coche. Sino, sería volver a bajar por la pista hasta el
pueblo. El retorno hasta Purón no lleva más de 10 minutos.
Aún con toda la tarde por
delante, completamos el día con el descenso del Pompedru. Barranco breve pero muy recomendada su realización al tratarse de un descenso muy estético y acuático. Se puede ver su descripción y ficha en http://aliviodelclic.blogspot.com/2015/09/rubo-medio-e-inferior-pompedru.html
Ficha Técnica Cuevón
de Pruneda.
Inicio o
aparcamiento: Pueblo de
Purón.
Localidad
más cercana: Purón.
Zona: Cuenca del .
Río: Río Purón.
Combinación
de vehículos: No.
Tiempo
aproximación: 45-50
minutos desde el pueblo.
Tiempo
descenso: 2:30 horas.
Tiempo
retorno: 10 minutos.
Caudal: ¡OJO! Al ser un barranco cueva tiene zonas muy
estrechas en las que un exceso de caudal las convierte en auténticas trampas.
Cuerdas: 1x60. Recomendado
llevar otra de 20 para pasamanos y rápeles menores.
Rápel más
alto: 30
metros (serán
27-28 más bien).
Neopreno: Completo. Aguas
bastante frías.
Precauciones: Comprobar bien el caudal antes de entrar. Muy
resbaladizo y, por tanto, exigente. No es un barranco de iniciación.
Escapes: No existen hasta que se sale de la cueva propiamente dicha. Después
se puede escapar casi en cualquier punto con más o menos exposición.
Valoración: Este tipo de descensos, entrar en la tierra y acompañar al
curso de aguar hasta la salida por el otro extremo, siempre reviste de un
encanto singular. Las formaciones y los resaltes la convierten en una actividad
de obligada realización si se está por la zona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario